jueves, 3 de diciembre de 2009

El alfabeto enfurecido: León Ferrari y Mira Schendel. Museo Reina Sofía hasta 1 marzo 2010

http://www.museoreinasofia.es/exposiciones/2009/leon-ferrari-mira-schendel.html






La obra de Mira Schendel y León Ferrari, contemporáneos a pesar de la lejanía de sus respectivos lugares de nacimiento –Schendel nació en Suiza en 1919 y falleció en Brasil en 1988; Ferrari nació en 1920 en Argentina, donde aún reside– está atravesada hasta en sus más silenciosos e íntimos momentos por el furor del lenguaje. Un furor proteico que ha adquirido en ellos innumerables rostros, desde la mudez voluntaria hasta la afasia, pasando por el susurro, la plegaria, la denuncia, la oración, la didascalia, el diálogo, la cita, la poesía, el tartamudeo, el grito, la onomatopeya, el collage, el argumento, el alfabeto. Ambos artistas estuvieron muy cerca de la poesía y de los poetas –Haroldo de Campos en el caso de Mira Schendel; Rafael Alberti en el caso de León Ferrari– y ambos, en algún momento, fueron poetas.
Los años críticos de aparición de la obra de Schendel y Ferrari coinciden con el inicio de la década de los años 60, y quizás el año de 1964 fue un hito para ambos artistas. León Ferrari produce entonces su Cuadro Escrito, tras una intensa práctica dibujística que lo llevó de la abstracción a sus escrituras deformadas e ilegibles y de éstas a la sofisticada caligrafía, no menos hermética, de sus dibujos escritos. Ese mismo año, Mira Schendel inicia un período de trabajo exclusivamente orientado a obras sobre papel –utilizando siempre un mismo soporte: hojas rectangulares de papel japonés, usualmente conocido como papel de arroz– que la llevará a producir una desbordante cantidad de dibujos para los que concibió una técnica personal de aplicación de la tinta y del gesto, y que concluirá a finales de los años 60 con la creación de sus obras emblemáticas: las Droguinhas (c. 1965-68), el Trenzinho (1965) y los Objetos gráficos (1968-73).
Estos años coinciden también, en el mundo europeo y norteamericano, con el surgimiento de una forma de arte opuesto a la idea de género artístico; un arte sin medium específico o que escaparía de la posibilidad de ser aprehendido desde la perspectiva de la especificidad de su medium; un arte en el que, al decir de Sol LeWitt, “la idea o concepto es el aspecto más importante de la obra”1: el arte conceptual. Desde su surgimiento, el discurso autorizado del arte conceptual estaba enfocado a lo que llegaría a ser uno de sus mitos originarios, el asunto de la desmaterialización del objeto artístico que el conceptualismo llevaba implícito.

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